miércoles, 31 de mayo de 2017

El holocausto y los taxis.



Protestan por la permisividad de los gobiernos a la hora de otorgar licencias de alquiler de coches con conductor, tapadera que utilizan ciertas plataformas de transporte como Cabify y Uber para desarrollar sus actividades, que están multiplicando la competencia en un sector hasta ahora muy regulado.
Realmente el paro responde al aparente servilismo de los Gobiernos autonómicos con estas plataformas y la falta de regulación estatal del Ministerio de Fomento. Como no, la huelga, sobre todo por sus efectos en aeropuertos y estaciones de tren, está siendo enérgicamente criticada. Ya se sabe que la campaña de la derecha mediática contra el derecho de huelga, de los pocos que aún quedan intactos al trabajador a estas alturas es voraz.
El caso de los taxistas tiene cierto paralelismo con el de los estibadores, que estuvo de actualidad hace un par de semanas por la aprobación del “Nuevo Decreto de la Estiba”. Son trabajadores que gracias a la regulación de su sector tienen ciertos privilegios y regulan en mayor o menor medida la entrada de competencia al mismo. El ultracapitalismo ansía eliminar todos esos derechos adquiridos.
Estas plataformas detrás de las cuales se esconden grandes grupos financieros están siendo capaces de entrar en países rompiendo legislaciones locales, imponiendo precios y llevándose parte de unos beneficios que acaban, tras interminables procesos de ingeniería financiera, en paraísos fiscales como Delaware o Jersey, donde la empresa propietaria de la marca factura por el total del beneficio. 

Y las declaraciones que se oyen hoy son muy similares a las de hace dos semanas con lo de la estiba. De hecho que seguro que algún usuario oiría en aquellos días a algún locuaz taxista opinar sobre lo injusto de que los estibadores ganen un montón y pasen los empleos de padres a hijos…
Al final sólo nos preocupamos de nuestro ombligo, aunque otros que se vean por ahí, tengan una pinta muy similar.
Recordemos este poema de Bertold Bretch, bastante conocido de hecho.
"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".
Está pensado en el comportamiento del ser humano ante el nazismo… pero sin duda este periodo económico de capitalismo salvaje e inmisericorde, hace estos versos muy aplicables.
Al final, seguramente por ti, ya no habrá nadie quien pueda protestar.

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