miércoles, 31 de enero de 2018

Desolador.



Como Forrest Gump pero al revés… Hacía tiempo que no colgaba nada en este blog, no porque no haya cosas de las que escribir, que incluso fuera del monotema catalán hay otras cosas que se mueven en por vida, pero creí que era tiempo de tomar un descanso. Tengo post escritos, pero no colgados y hoy como Tom Hanks en aquella carretera perseguido por una muchedumbre, pero al revés, me vuelve a apetecer.
En estos meses de pseudosilencio, con todo el escenario teñido por el tema calatán, asistí perplejo a la constatación de lo complicado que es luchar contra el sistema. Luchar contra el pensamiento único que nos inoculan gracias a las fuentes de información desde las que el establishment nos abastece, y que cuidadosamente controla, es casi una batalla perdida.
Hoy aun huelen los rescoldos del “orgullo español” que todos los vasallos del Borbón sintieron ayer en su 50 cumpleaños, por el toisón de oro a su hija “la Heredera” y por ese publirreportaje que la Casa Real ha producido y distribuido para que nos lo hagan tragar en todo medio audiovisual que se precie. Ayer en la prensa, las empresas más poderosas y las mejor relacionadas (incluso alguna pública, con tu dinero), pagaban publicidad a toda página para felicitar al Jefe del Estado… tan servil. 

Los temas de calado ya no suscitan interés. Los medios de comunicación cada día son más uniformes, para muestra, lo indigesto que es leer El País o el tiempo que paso ahora en Radio Marca porque las tertulias políticas de La SER dan cierta vergüenza ajena… Ahora todo tiende a ser prefabricado, previsible y vacuo como cada una de las mil entrevistas a Arrimadas con las que nos saturan a diario en radios y televisiones. Mensajes vacíos envueltos en banderas que no suelen ir más allá de un “los catalanes están locos” y “lo importante es la unidad de España”.
Nada de los de Coca-Cola y sus luchas, nada de los que son expulsados de sus casas de protección por fondos buitre, nada de Helena Maleno, poco de cómo los trabajadores de Figuerueles tienen que tragarse su dignidad y aceptar recortes laborales contra la política del miedo de Opel…
Ya no es cuestión de mirar la luna o el dedo, nos están enseñando otro cielo. Habrá que intentar seguir recordándolo desde aquí.