miércoles, 3 de mayo de 2017

Caemos en todas. (Esta vez Impuesto de Sucesiones).



Cuando muchas iniciativas populares son ignoradas en los medios de comunicación. Cuando se ridiculizan hasta el extremo y se tratan como excentricidades de iluminados, seguro que os extrañará que de un tiempo a esta parte se hable con inusitada frecuencia de las plataformas ciudadanas o de las ”venerables ancianas astures” que se dedican a hipotecar su tiempo protestando contra el impuesto de Sucesiones.
Seguro que es mera casualidad y que no subyace el deseo de seguir adelgazando al Estado ni el de ayudar a que las grandes fortunas (que seguramente no seas tú) no paguen impuestos por su transmisión patrimonial.
En los razonamientos omiten la progresividad del impuesto donde aún no está abolido y, seguramente sin querer, se les olvida decir que existe un mínimo exento bastante alto (200.000 - 300.000 euros en la mayor parte de los casos).
Se les olvida decir que, por ejemplo en Andalucía, un fallecido puede dejar a sus dos hijos hasta casi 500.000 euros sin contar la vivienda habitual para que éstos paguen. O que el hecho de que las renuncias sean cada día más numerosas, se debe mayoritariamente a que lo que se recibe son deudas.
La verdad es que todo esto es más que sorprendente cuando se trata de un impuesto  centenario, con notable arraigo en muchos de los países más avanzados del mundo y que siempre se ha considerado como uno de los instrumentos más efectivos de la historia para luchar contra los privilegios de cuna. Qué casualidad. 

Este impuesto ha formado parte de las “brochures” de muchos investigadores y estudiosos economistas de muy diferente ideología que simplemente tratan de evitar la concentración de la riqueza en porcentajes cada vez más pequeños de la población y de favorecer la meritocracia frente a los privilegios heredados.
Por cierto… seguro que el “cuñadismo extremo” os habrá comentado que “este impuesto es injusto porque vuelve a someter al tamiz impositivo lo ya gravado” (lo dirán con otras palabras más de bar… ya tú sabes…). Os doy una respuesta buena… El impuesto de sucesiones se aplica a un hecho que no ha sido gravado anteriormente, es decir, el traslado de unos bienes y el aumento del patrimonio de alguien que nunca antes había pagado por la riqueza que ahora llega a sus manos. Pregúntate, si sobre el dinero que paga el IVA que abonas por tus consumos, no has pagado antes tu IRPF…
Al final, todo es bastante sencillo. Este impuesto que a día de hoy, (aunque la gente no lo sepa) es aplicado a un porcentaje mínimo de herederos, grava la transmisión de un gran patrimonio a alguien que sólo por cuna lo recibe… Es progresivo, tanto en el mínimo exento como en la tasa como en el neto a abonar, al no llevar reducciones en su porcentaje… ¿A quién crees tú que favorecerá más su abolición? Efectivamente, y como siempre, a los que más tienen…
Así que nada de dejarse conmover por historias contadas a medias de gente que será desahuciada por no poder heredar la casa de sus ancianos padres que cuidó hasta su deceso… La eliminación de este impuesto penaliza al estado, penaliza su capacidad de reparto y penaliza la recaudación de la transmisión de derechos de cuna… a cunas pobres menos recaudación, a grandes cunas…
De ahí que el sistema y la prensa que lo publicita le esté dando tanto pábulo en sus medios… de ahí que veáis a la derecha política y mediática defender su aniquilación… Menos dinero para esas cosas que usan los pobres como la educación y la sanidad pública.  

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