lunes, 22 de agosto de 2016

¿Quién es el enemigo de quién?


Hoy un amigo me hizo leer una columna de opinión en El Español, ese periódico digital que PJ Ramirez creó hace algún tiempo… de un tal Enrique Calvet Chambon, el artículo del personaje, Eurodiputado huido de UPyD y famoso por gastar en dos meses 7.500 euros en comidas, no tiene desperdicio y es una oda a la intolerancia, de un español de pro, al que le sobran quizá un 50% de compatriotas.  
 
Me preocupa que haya gente por ahí como este señor. Obviamente, no por mis amigos que se dedican al mundo de los restaurantes, que estarán muy felices con gente como D. Enrique, sino porque convivimos, o conviven en Bruselas, con representantes públicos que me arrinconan, a mí y a 5 millones más de ciudadanos entre estas dos definiciones: “totalitarista populista antisistema, bolivariano o bolchevique -que tanto da-, o absolutamente incompetente y mentiroso -que es peor”.
Pero puede ser peor, imagínate que no piensas que la Gran Coalición sea la solución para un país en “vías de empobrecimiento” y que además eres de los vascos o catalanes que piensan que están mejor en solitario, entonces eres un doble enemigo.
El Eurodiputado va por ahí diciendo y en tribunas públicas al alcance de cualquiera que ni el populismo de izquierdas (llamémosle así por una vez al “partido de la gente”) ni el nacionalismo regionalista se da en otra democracia europea… ¡Ay, querido Enrique! Si en vez de limitar tu vida a visitar caros restaurantes y viajar en Bussines entre Bruselas y Madrid, hablases con corsos, escoceses o lombardos, entenderías que esto último que proclamas es otra muestra de tu estulticia.
A mí no me sobran mis amigos ni vecinos que no votan como yo. Los respeto y claro que creo que se equivocan y que en el pecado llevan la penitencia, pero no los considero ningún peligro, al menos no más que para ellos mismos.
Este es el nivel de la gente que algunos de vosotros enviáis a Europa, habrá que tener algo de cuidado. ¡Enrique, págate una ronda, majo!

sábado, 20 de agosto de 2016

A mis ingenuos amigos votantes de Ciudadanos.


Quiero empezar este post agradeciendo vuestra intención. Habéis venido de muchos sitios, desde la izquierda, desde la derecha, desde UPyD, que visteis como los salvadores y regeneradores de España, y estoy seguro que vuestro voto no fue con maldad, que seguro que una gran mayoría queríais cambio y regeneración en política y se negaba a votar al partido de los formateos del PC de Bárcenas, de la Gurtel, de la Púnica… Pero no os habían contado la verdad.
Os la cuento yo un poco desde los orígenes. Ciudadanos como partido nacional nace de unas palabras del Presidente del Banco Sabadell, por allá por mediados del 2014, que pedía un “PODEMOS de derechas” para recoger los desencantados de la derecha convencional en un partido que no fuese una amenaza para su estatus Un partido que aunque votado por desencantados garantizase que las oligarquías económicas que se reparten España no viesen peligrar ni lo más mínimo sus bien ganados privilegios.
Es en ese momento ante la posibilidad de que Sánchez mirase hacia PODEMOS para formar gobierno, le maniató con unas medidas que tenían bastante de regenerador, bastante de buenas ideas generales, pero que en economía y libertades proponía dejar todo como está. Ese texto proponía reducir los días de indemnización por despido a los trabajadores, no derogaba ni la Ley Mordaza, ni el 135 de la Constitución, ni reforma laboral alguna. La idea era un texto que PODEMOS nunca pudiese firmar. Obviamente sumando 131 escaños, y como todo el mundo sabía, fracasó.

Ahora, con el nuevo escenario, rozando la derecha la mayoría absoluta con 137+32 apoyos, 67 páginas se convierten en 6 medidas. Medidas que son vaguedades, que no hablan de puertas giratorias, ni de reformas laborales, ni de trabajadores, ni de asuntos sociales. 6 medidas que se dividen en 4 obviedades, la reforma de la ley electoral, que hipoteca la gobernabilidad de España, pero favorece electoralmente a Ciudadanos y limitar los mandatos a 8 años, curioso cuando Rivera lleva 13 como presidente del partido. Medidas que se transformarán en un acuerdo y que, hazme caso, no van a tratar nada importante que perjudique a las élites y haga recuperar derechos a la clase trabajadora.
En esta negociación ya la eliminación de las Diputaciones no es importante, ni que decir tiene que no se habla de gasto social, ni del fin del “austericidio”… ya poco importa. Del nunca apoyaremos a Rajoy como presidente, pasamos a colocar 3,2 millones de votos a sus pies, para perpetuar en el poder a un partido corrupto hasta el extremo, y que favorece políticas de desigualdad entre ricos y pobres que van camino de colocarnos en niveles de países centroamericanos
Aquí, estoy seguro, amigo mío, que tú no te sientes cómodo en este escenario, aunque te garantizo que Rivera sí. Supongo que llegará un momento en el que el rollazo de la “Unidad de España” dejará de compensarte esta deslealtad de Ciudadanos, Rivera y el “stablishment” que le apoya, contigo.
Cuando dentro de un par de elecciones, superado el riesgo del desencanto y de voto masivo “podemita”, Ciudadanos se diluya en el PP, estaré esperándote, para explicártelo de nuevo.