jueves, 29 de septiembre de 2016

Ellos los quieren entregados.



Entonces resulta que los verdaderos garantes de la esencia del PSOE, ellos que ahora están bien retirados, son ellos los que empujan a Pedro a la abstención y al partido a la irrelevancia.
A los González, Bono, Guerra, se le une ahora Rodríguez Ibarra. Ellos, casualmente todos sureños, por lo visto, comprenden muy bien la situación de España y del partido. Comparten con Susana, Page, Sanchez Vara, también todos sureños, la idea de que los nacionalistas catalanes son unos apestados, y que el camino, antes que intentar una alternativa que los atraiga a una situación integradora más cómoda en el estado es ignorarlos y criminalizarlos, apoyando la persecución que el PP profesa. Sí, el PP, de Barberá.
Todos ellos saben que Pedro es un cadáver político si pacta… los más longevos con el bipartidismo se sienten menos cuestionados, y en el fondo ya les da igual, los más jóvenes es lo que desean. Un congreso que entrone a otro susanista o a la propia Susana a los altares de socialismo puro. Otro digo, porque Pedro un día fue apoyado por la mismísima reinona de Andalucía para no dejar “secretariar” a Madina.
Parece ser que el socialismo puro entiende que la izquierda le hace más daño que la derecha. Que apoyar a los de abajo, a los que sufren y ha visto en Podemos una válvula de escape, es mucho peor que unir su futuro al PP de Barberá, de la corrupción masiva, a los discos duros de Bárcenas…
El socialismo puro entiende que hay 17 parlamentarios que no existen, (8 de ERC, 7 de exCiU y 2 de BILDU) que los ciudadanos que los votan son unos apestados y le achica los espacios a Pedro…
El socialismo puro, siempre muy sureño, quiere que sus cortijos, muchos de ellos apoyados por Podemos, son mucho más importantes que una solución global para España. Al socialismo puro, le gusta mirarse su trasero.
Dice Rodriguez Ibarra que si el PSOE gobernase con Podemos y los “independentistas” se dará de baja del partido y con él otros muchos… No dejarán que Pedro cumpla la primera de las premisas, pero… si así fuese adiós, querido… sería el primero que me alegraría de tu baja.

Alguien debería intentarlo.



Algunas fases de la democracia como este impás absurdo esperando que el PNV necesite del PP para gobernar en Vitoria me desesperan.
Hace un par de semanas la urgencia para formar Gobierno era brutal. Europa, los acreedores y las siete plagas de Egipto se precipitarían sobre España si no se votaba a Rajoy… Ahora ya todo importa una mierda.
El Congreso se desangra entre comisiones y guiños al sol esperando que algo pase.
Y lo que puede pasar son dos cosas: Que los peones de Susana convenzan a algún Diputado del PSOE para que se abstenga o que alguien dé el paso y proponga un Gobierno alternativo.
Pedro, sabes que si no das ese paso, irás directo al tanatorio de la política a la espera de que te entierren en el próximo Congreso que por Andalucía se espera afilando cuchillos… Pero hay que abandonar la idea de que los milagros existen, y de que Ciudadanos y Podemos pueden votarse mutuamente, y abandonar los postulados de la antigua política que Susana, tras recuperar su afonía que le aquejaba las últimas semanas, proclama con eso de que no puede gobernarse con 85 diputados.
Lo que tiene un sistema parlamentario es eso. Que el número de apoyos es más importante que el hecho de obtener uno u otro resultado.
Hay que castigar los cuatro años de nulo diálogo, los de mayores escándalos de corrupción de la democracia, hay que castigar al partido de Rita Barberá y a los que han conseguido que hasta tu propio partido tenga criminalizado a toda una región porque vote nacionalista…
Con el caso Barberá y los juicios por corrupción, el PP no deja de ganar votantes… unas nuevas elecciones no serían buenas para nadie.  Inténtalo Pedro, sin ambages, sin prejuicios… Pero hay que intentarlo con realismo y objetividad. 

viernes, 9 de septiembre de 2016

Negacionistas.



Existe una especie de virus que se está expandiendo por la “piel de toro”, de forma irrefrenable. No sufráis, no es nada mortífero, es un virus del pensamiento, o mejor dicho, de la percepción de la realidad en la que vivimos.
Pensaba yo que sólo afectaba a ciertos políticos, de esos que salen por la tele y de un modo más virulento a los que gobiernan, pero estos días me doy cuenta que está mucho más extendido en la ciudadanía de lo que esperaba.
Es el “negacionismo”, pero nada que ver con el holocausto o el cambio climático. Mientras en la radio escuchas anuncios que te preguntan si “ves una pista de padel como una sala de reuniones, eres de los nuestros”, como adalid del mundo yuppie que todo el mundo ansía, hay gente que lo pasa realmente mal, pero el virus impide constatarlo.

Los negacionistas te dicen que estás equivocado, que tenía que haber visto cómo estaban las terrazas de no sé qué pueblo costero de Cádiz en verano y que todos sus conocidos van como un tiro, mucho mejor que antes de la crisis (milagro achacado al Gobierno de la derecha en muchas ocasiones), sí, claro, todos los conocidos con los que ellos se quieren comparar, por supuesto.
Ellos, al igual que dice su líder en el Congreso, hablan de los millones de turistas que vienen porque no pueden imaginar ningún lugar mejor e incluso los más avispados de los números de crecimiento de la economía… 
Los negacionistas no se creen los índices de pobreza infantil que nos colocan a la cola de Europa, la gente en riesgo de exclusión social, ni siquiera conocen a ninguno de esos parados que llevan años sin recibir ninguna prestación. No ven el aumento de la desigualdad económica de España, las barriadas de las grandes ciudades, no suelen conocer la dura España rural, e incluso te negarán la incesante diáspora de talento español hacia fuera de nuestras fronteras.
Afortunadamente este virus no es estrictamente malo, ayuda a explicar muchas cosas, como por ejemplo los millones de votos a la derecha, e incluso que algunos discursos como que nos podemos convertir en Venezuela si no gobiernan ellos sea factible. La vacuna no es muy cara, pero difícil de aplicar. El paciente no suele estar quieto cuando se le tienen que aplicar dosis de realidad, avisen cuando se encuentren alguno. Es altamente contagioso.