En La
SER, aquella radio otro tiempo referencia del progresismo, el viernes estuvo
Pablo Iglesias con Pepa Bueno… Seguro que no adivináis cual fue el tema que
más ocupó la entrevista… Daría opciones, como la nueva relación de Podemos con
el Partido Socialista, su 39º Congreso, los desahucios, los
60.000.000.000 euros que ahora el Gobierno asume como regalados a la banca,
o la inconstitucionalidad de la Amnistía Fiscal de Montoro… Pues no. El monotema fue… Cataluña
y el Referéndum… ¡Cuánto nos gusta,
qué pasión!.
Cuando
llega el verano, la “apisonadora del pensamiento único”, para paliar la falta
de noticias políticas de enjundia, nos salpica de un modo alternativo verano a
verano, con Gibraltar o Cataluña… este año la elección está clara, la amenaza
de un peligroso, terrorista y genocida referéndum (Sí, eso de poner unas urnas
de un modo oficial y saber qué piensa tu ciudadanía sobre un tema), deja la
elección meridiana.
Además, lo
mejor es que ese tema ayuda a poner piedras en la búsqueda de una mayoría
alternativa al Gobierno del partido con más casos de corrupción abiertos en
Europa. Miel
sobre hojuelas.
Nos
importa una mierda que políticos y medios de comunicación, alentados por los
poderes fácticos de la sociedad nos empujen a ver el humo de estas cortinas… ¿Para
qué vamos a intentar mirar un poco más allá?.
No sé si sabréis
que de
los 60.000.000.000 euros que se regalaron a la banca, (que eso de “la banca”
no es un ente, que se han ido entre corruptelas y jubilaciones multitudinarias
de sus pésimos gestores) os tocan cerca de 1.400 euros por cabeza, sí, a tu
hijo de 2 años también… pero eso no nos importa… que esos mismos bancos desahucien
a embarazadas a punto de parir, tampoco nos importa.
Mientras
tanto os humilláis indignándoos y exigiendo a unas personas de una Autonomía allá
en el nordeste que no se pregunten si quieren seguir en
casa. ¿De verdad que eso es lo que os indigna realmente? No lo creo.
Nación… mi
nación son aquellos que intentan sobrevivir con 650 euros, los que están fuera
poniendo copas en eventos en Noruega con acento de Jerez, a los que los bancos
echan, o esos chavales que van a colegios
públicos sin aire acondicionado. Ellos son mi nación porque a ellos no les importa el término nación.
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