Publicada en http://alfonsofield.blogspot.com/ el 13 de enero.
Estreno el año en el blog, y si duda que lo hago con el tema estrella.
Dentro de las múltiples cortinas de humo que los poderes fácticos nos
“corren” para que se nos olvide el país de sueldos de miseria, de empleo
precario, de emigrantes en centro Europa y de cada vez mayor desigualdad social,
en el que vivimos, es ésta de Cataluña la que mejor cumple su papel de camuflar
la realidad.
Pero parece ser, por lo que se lee en periódicos y en las redes sociales, que
pocos somos los que podemos ser capaces de dejar la visceralidad de lado, y
hacer un análisis riguroso y sosegado de lo que está pasando. Y lo que está
pasando es que no va a pasar nada y que esto no son más que fuegos de artificio
para garantizar el status quo de los principales partidos tanto en Cataluña como
en Madrid.
Todo el mundo sabe, y el nuevo Gobierno de la Generalitat, incluido, que esta
intentona pseudoindependentista no va a llegar a nada. Y no va a llegar a nada,
porque en primer lugar, del apoyo unánime del pueblo catalán que esperaban sus
precursores, la victoria fue tan pírrica que se quedó en un
48% frente a un 36% del “no” (permitidme quitar del “no” tanto al PSC que no
sabe lo que quiere como a Catalunya si que es Pot que abogaba por un referéndum
en condiciones). Este porcentaje ilegitima por completo cualquier iniciativa. El
único camino hacia la independencia unilateral era una victoria de sí
arrolladora, más de un 60%, y que obviamente no se produjo.
En Madrid, también saben que el movimiento no va a ningún sitio, pero… ¡ay!
Quién se resiste a abrir ese melón, con la de votos que da… con lo que pone en
la meseta eso de la unidad de España. Que estás con un sueldo mísero de 600 euros para toda tu
familia o que llevas 4 años en el paro… sí, pero España, una, ¿eh?...
Ahora sólo queda esperar, que se aplique el famoso artículo 155 o que el
recientemente nombrado Puigdemont acabe en algún juzgado, para aumentar la
lista de mártires catalanes, y así ir elevando el 49% hacia cotas más dignas…
Leo en las redes eso de que esto es una guerra, y que las guerras se ganan o se
pierden… vamos, por si había alguna duda, conmigo que no cuenten, ni unos ni
otros… no pienso mover un dedo por algo que no va a ningún sitio, y que si acaba
yendo, es porque el frentismo que se teje desde Madrid, no ha hecho más que
victimizar torpemente el proceso.
Hay que ser valientes y sentarse a dialogar para terminar con la pantomima, y
hay muchas formas de acabar con ella. Pero tienen que ser nuevos interlocutores
y que estén lejos de las trincheras ultranacionalistas los que tienen que
encabezar este valiente diálogo por la convivencia.
A mí, que me busquen para pelear por subir el salario mínimo
interprofesional, para que las eléctricas no le corten la luz a las familias sin
recursos, o porque la banca que Europa rescató con el esfuerzo de todos deje de
poner a gente en la puta calle. Ahí sí me vais a encontrar, sin banderas, en
Madrid, en Barcelona, en Atenas, o donde sea.
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