Poco me importan las elecciones de mañana. Sí, a esas que PRISA igual le dedica la mitad del tiempo
que al piso de Espinar.
La edad, que me va consumiendo (dejadme ponerme tremendista), me ha
convencido poco a poco, y a pesar de que me veáis activo, y hasta pesado en las
redes sociales, que al final en esto de la política casi todas las veces todo
da un poco igual. El caso de las elecciones americanas es el claro ejemplo de
ello.
Igual me da que gane Clinton, una señora con el suficiente poco amor
propio como para perdonar millones de cuernos maritales, mucho más cerca de la
extrema derecha que cualquiera de nuestros políticos, que un personaje como
Trump, que hasta ahora sólo nos ha demostrado que sabe utilizar el régimen de
un modo impecable para convertirse en ultramillonario y que puede demostraros
que su mano de obra le importaba una mierda.
No voy a hacer ningún otro post de estas elecciones.
Mi amigo Carlos Clemente me vaticinó en una gran noche de Virgen
Blanca, que ganaría Trump. Como Carlos es una persona con bastante
criterio, no tengo argumentos para contradecirlo… no os engaño, morbosamente, la
idea me pone.
Gane quien gane, el establishment (sabéis que adoro el término) ya venció
a Sunders, la única posible pseudo alternativa… así que como dicen en los
séptimos innings de los partidos de beisbol… “God bless America”…
Ahora sólo deseo un buen espectáculo el martes e incluso alguna buena
noche de preocupación a alguna persona de bien, que se crea todo lo que los
millones de expertos en política estadounidense comenten.
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