Algunas fases de la democracia como este impás absurdo esperando que el
PNV necesite del PP para gobernar en Vitoria me desesperan.
Hace un par de semanas la urgencia para formar Gobierno era brutal.
Europa, los acreedores y las siete plagas de Egipto se precipitarían sobre
España si no se votaba a Rajoy… Ahora ya todo importa una mierda.
El Congreso se desangra entre comisiones y guiños al sol esperando que
algo pase.
Y lo que puede pasar son dos cosas: Que los peones de Susana convenzan a
algún Diputado del PSOE para que se abstenga o que alguien dé el paso y
proponga un Gobierno alternativo.
Pedro, sabes que si no das ese paso, irás directo al tanatorio de la
política a la espera de que te entierren en el próximo Congreso que por
Andalucía se espera afilando cuchillos… Pero hay que abandonar la idea de que
los milagros existen, y de que Ciudadanos y Podemos pueden votarse mutuamente,
y abandonar los postulados de la antigua política que Susana, tras recuperar su
afonía que le aquejaba las últimas semanas, proclama con eso de que no puede
gobernarse con 85 diputados.
Lo que tiene un sistema parlamentario es eso. Que el número de apoyos es
más importante que el hecho de obtener uno u otro resultado.
Hay que castigar los cuatro años de nulo diálogo, los de mayores
escándalos de corrupción de la democracia, hay que castigar al partido de Rita
Barberá y a los que han conseguido que hasta tu propio partido tenga
criminalizado a toda una región porque vote nacionalista…
Con el caso Barberá y los juicios por corrupción, el PP no deja de ganar
votantes… unas nuevas elecciones no serían buenas para nadie. Inténtalo Pedro, sin ambages, sin prejuicios…
Pero hay que intentarlo con realismo y objetividad.
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