viernes, 22 de mayo de 2020

No es el final, pero es un final.

Hacía bastante tiempo que no colgaba nada en este blog, y hoy estoy un poco en plan "se acaba un poco esta etapa de confinamiento por un virus mundial que nunca habíamos pensado vivir". Por eso, voy a colgar una reflexión que me pidieron unos amigos hace unas semanas de cual era mi impresión de la gestión de esta pandemia. No sé, supongo que será un poco la necesidad de dejar el recuerdo de estas semanas, que con el pase a la mítica "Fase 1" de la desescalada, parece que se terminan, seguro que no para siempre, pero se terminan... (de ahí el título copiado de la canción de MClan).
Entiendo que para empezar, cualquier análisis que se haga de cómo se están comportando los gobiernos, cualquiera, de mayor o menos tamaño y que esté seriamente afectado por el virus hay que dividirla en dos partes, la sanitaria y la económica.
Empecemos el análisis con la sanitaria. Seguramente en esta faceta están los errores más importantes del Gobierno… (y ojo, hasta el día 14 de marzo que empieza el estado de alarma, cuando leais Gobierno no leais sólo Gobierno central, porque os recuerdo que las comunidades autónomas tienen transferidas las competencias en Sanidad y Servicios Sociales, después también aunque con mayor co-gobierno, en todos los casos).
El Gobierno falla en no empezar el confinamiento antes. Si el confinamiento empieza el 1 de febrero no hubiera habido casi muertos, si empieza el 7 de febrero hubiera habido algunos, si empieza el 14 de febrero unos pocos más… y así hasta el 14 de marzo que es cuando empieza el estado de alarma y el confinamiento habían fallecido 121 personas. El primer muerto por Coronavirus (declarado) es del 4 de marzo. Si el Gobierno, una vez visto lo que había pasado en Italia, nos confina un día antes, se hubieran ahorrado contagios y muertos, si es dos días antes más, y así sucesivamente, hasta nochevieja. 

De hecho las medidas tendrían que haber sido más contundentes desde el principio. Se tenia que haber cortado el tráfico aéreo con Italia mucho antes. Debe ser fácil saber cuantos Madrid-Milán hay al día, y toda esa gente era potenciales portadores.
A partir de ahí se precipita todo, porque el 14 de marzo, con 121 personas muertas nos confinan, pero ya veis todo el tinglao de gente contagiada que había.
El segundo error importante de la gestión de la pandemia… El abastecimiento de las protecciones y la compra de los tests… Que esto va íntimamente unido.
A España, a todos los centros de salud, hospitales, territorios, esto les corto de recursos y de provisiones, sobre todo respecto a protecciones. España no tiene prácticamente fabricación propia y hay que salir a comprarlo todo fuera. (Ojo, esto no es sólo de esto, de muchas cosas… Yo os lo he dicho muchas veces, cada día somos más como República Dominicana. En Santo Domingo pocos van a una fábrica a trabajar a las 8, producen y salen a las 5… Eso sí, si necesitas un generador, te lo consiguen, necesitas un millón de rollos de papel higiénico, te lo consiguen… dos días desde Miami).
El caso es que sales fuera y además el Gobierno (esta vez sí el Gobierno Central) pone la gestión de las compras en el Ministerio de Sanidad… Un ministerio vacío que apenas tiene competencias, y empiezan los carajales varios de mascarillas, de tests, de todo… Esto le ha pasado a todo el mundo, pero no es excusa. Seguro que si la gestión la hubiera llevado el Ministerio de Hacienda, (por el tema de la gestión de fronteras) o el de exteriores, que tendrá más mano en las relaciones internacionales comerciales, hubieran tenido menos problemas.
Espero y así lo exigiré que, cuando todo esto pase, se publiquen, una por una, todas las compras realizadas y que se sepa quienes son los que han vendido los productos defectuosos y quién era el responsable de cada una de esas compras.
Después vino el cofinamiento extremo, el más relajado y la desescalada. Todas estas fases, desde el punto de vista sanitario estuvieron bien, acertadas. Dejar a la gente en sus casas, insistir en el teletrabajo, evitar que la gente coja el transporte público, por supuesto que evita contagios… Esta parte era fácil. La gente se ha ido poniendo nerviosa por oleadas, primero que los niños tenían ataques de ansiedad, luego que necesito endorfinas y se me están atrofiando los músculos, luego la economía… Todo el mundo con el “qué hay de lo mío”, pero supongo que más culpa de la ansiedad y el hastío. Creo que la sociedad se ha comportado bastante bien. Eso es algo con lo que quedarse. (Como ves no hago ninguna mención a lo que está pasando estos últimos días que es absolutamente anecdótico dentro de todo esto).
Para acabar con esto de las presiones, pues creo que la prisa por activar la economía, más en verano, va a hacer que nos desconfinemos antes de la cuenta. Antes de saber más sobre el virus, antes de tener numeros más bajos de contagiados, y antes de tener a los contagiados más controlados. Espero equivocarme.
Y hasta aquí el tema de la gestión sanitaria… En la que todo el mundo, y digo todo el mundo ha hecho todo lo que ha podido, muy por encima de las circunstancias. El ejército montando hospitales de campaña, limpiando geriátricos, las calles, las autoridades autonómicas montando los hospitales que podían, o medicalizando hoteles… todo lo que se ha podido. Esa parte es difícilmente mejorable.
Luego está la parte económica  de la gestión de la pandemia, que aun está sólo en su inicio.
Esto es sacar la bola de cristal, pero puede ser que arranque otra crisis de deuda, con la prima de riesgo por las nubes, cuando haya que salir al mercado a por dinero, por eso es tan importante lo de la pasta de la Unión Europea… Porque pasta, va a hacer dalta. Para saber cómo se va a comportar esto faltan unos cuantos meses… Pero eso es macroeconomía.
En lo más doméstico, es en lo que creo que se está acertando totalmente. Una vez que está claro que todo lo que implique “gente junta” no se puede reanudar, por lo menos de momento… Bares, restaurantes, hoteles, teatros, cines… Se ha intentado mantener a otro de los pilares de la economía española más o menos activo. Es por lo que se ha permitido que industria y construcción hayan continuado, más o menos, a su ritmo… Esto ha implicado que si el trabajo en España tiene tres pilares fundamentales, hosteleria y turismo, construcción y servicios (como servicios digo, bancos, consultoras, gestorías, etc…) tienes en marcha un pilar y medio, porque la construcción va, pero no al 100% del rendimiento.
Esto es un golpe duro para el empleo… Que entre ERTES y parados, debe estar la cosa en 6 millones de personas… Brutal.
Entonces, ¿cómo se palia esto? Pues (desde mi punto de vista) exactamente con lo que se ha hecho desde el Gobierno. Se incentivan los ERTES, a dolor…Y una semana después se prohibe despedir (como causa justificada) por la COVID-19. Esto permite, que por un lado, quien quiera despedir, que aun se puede, tenga que ir al despido improcedente, y por otro hace que la gente se lo piense un poco más.
Y después, lo más importante es dar dinero al que no recibe pasta. Y esto es lo novedoso. Esto no había pasado nunca en la historia. A la gente de ETT que se le ha despedido, dinero. A los que echaron mientras que estaban en el periodo de prueba, dinero. A la gente que ha sido despedida y no tenía derecho a paro, dinero. A los autónomos, dinero.
Esto obviamente es arriesgado, porque si esto dura muchos meses, pues pasará a la historia como el PLAN E 2.0, porque a largo plazo no es sostenible. Pero es lo que hay que hacer, junto con otras medidas, como que no te puedan cortar la luz, ni el agua, ni el gas por impago, que puedas pedir que no te pasen la hipoteca 3 meses, etc…
Obviamente, que esto funcione, requiere que no dure más allá de un par de meses… y que el ritmo de consumo comience de nuevo. Supongo que se subirán impuestos en breve, porque recoger todo este dinero en el mercado de deuda pública es desconsejable y peligroso.
La clave es la diferencia de cómo salir de este “tinglao”.  La construcción y por tanto yo, en la anterior crisis, se redujo al 10% de lo que había en España en 2006. No hubo ninguna ayuda. Además los bancos cerraron el grifo del crédito, cosa que ahora no ha pasado, a costa de endeudar más al Estado. Se acabó despidiendo a mansalva según acababan los proyectos y cogiendo la maleta para irse fuera. Mientras la gente tenga una seguridad económica, aunque sea muy básica y puedas no pagar la hipoteca, o se fomenten medidas como lo de la moratoria en los pagos de los servicios básicos, igual no empiezas a llenar Linz de economistas poniendo hamburguesas.
Esto es lo que pienso de toda esta gestión. Pero me he dejado una cosa… la comunicación. La comunicación de todas las medidas tiene también claros y oscuros. No me ha gustado que en la primera mitad del confinamiento saliesen tantos “uniformados” a dar la matraca y creo que al principio, con las ruedas de prensa diarias de Simón estaba bien montado y era suficiente. Las comparecencias de ministros y de Sánchez a todas horas, son como los toros, si quieres las escuchas y si no, pues no… Pero lo que sí que ha puesto de manifiesto es que el Gobierno no está coordinado. Esto es importante… pero es que aunque no os lo creais… no hace ni 150 días que juraron sus cargos. 

Termino. Como veis he huido de dos cosas… La primera es de ir a la crítica fácil de los recortes y tal… porque juzgar eso por una pandemia, es injustísimo, mucho más injusto que juzgarlo día a día, que como sabeis lo hago. Lo segundo es huir de hablar de bulos, de links, de informaciones acertadas y desmentidas, de las que si se quiere hacer un análisis serio de la situación mejor no mentar para no acabar con una guerra de links por Whatsapp.

lunes, 20 de mayo de 2019

El enésimo artículo sobre la atomización de la izquierda.


“Lo de las tres listas electorales de izquierdas para la Comunidad de Madrid es un dislate”, oía yo hace unos días en alguna de las miles de tertulias que afloran en este periodo electoral como setas. No estoy de acuerdo.
Las listas electorales son el reflejo de la vida misma. Las nuevas tecnologías ayudan a la movilización y a ganar adeptos que conforman movimientos y movimientos que conforman partidos, es lógico, el bipartidismo al toque de “prietas las filas” ya perdió el sentido.
La izquierda es así, la izquierda es librepensante, diversa, discutidora, es algarabía. La izquierda es el anticapitalismo de Urban y Teresa Rodríguez, es el comunismo de Marinaleda, el tacticismo de Pablo Iglesias, y hasta la transversalidad de Errejón. Todo ello es izquierda.
Un dibujo más que ilustrativo de www.pinterest.es 

No hay que buscar al que tenga que llevar la bandera, no hay que buscar al izquierdista más puro, esto no está en liza. Esa es una lucha vacía. En liza está el mostrar a la ciudadanía que encajan en alguno de todos estos proyectos, que los que están con ellos en las manifestaciones de los mineros, de Alcoa, de Coca Cola o de Airbus, aunque sean incapaces de unirse en una lista electoral, les representan y luchan por sus derechos, por sus ideas y por un futuro mejor para ellos. Y claro que encajan.
No hay que tener miedo a reconocer que de una discusión interna sale, aunque con cierta traición y alevosía, un movimiento que se queda con lo más comercial y quizá acomodado de Podemos, es respetable y ellos, con matices, también son izquierda.
No hay que vender esto como división, sino como riqueza intelectual y superioridad política. Hay que aprovecharlo y no mostrarse al ciudadano como divididos, sino como diversos.
Sólo pediría un poco de inteligencia táctica. La aritmética electoral daña claramente esta diversidad en algunas elecciones, y eso se está teniendo, siendo lo más confluentes posibles en las elecciones generales y diversos en las locales.
Lo dijo Laporta, “no estamos tan mal” y en la lucha de clases, en la igualdad de derechos, en el reparto de la riqueza, en el feminismo, en el ecologismo y en la universalidad cabemos todos. Como dijo Bob Pop en ese vídeo viral con Buenafente, "No permitamos que sólo los más favorecidos sean los únicos que tengan conciencia de clase".    

lunes, 1 de abril de 2019

Watergate en el WC.


Hacía tiempo que no escribía, la verdad es que esto del blog es una cosa tan personal, que depende mucho de las ganas que tengas, y ahora tengo ganas de volver a escribir… la verdad y sin ser muy misterioso, ganas de muchas cosas, sobre todo de reactivarme, así que al lío.
Y creo que no hay mejor cosa que reavivar este blog con lo que tendría que estar abriendo las portadas de todos los periódicos desde hace una semana, pero que esa paradoja constante que es este país, lo impide.
Hace una semana la Audiencia Nacional citó al Secretario General de un partido político, el tercero en número de votos y diputados en el Congreso de los Diputados, como damnificado de una red oscura de invención de pruebas por parte de policías corruptos que fueron publicadas al dictado por un medio digital.
Los policías, y el Comisario que les mandaba, estaban a las órdenes directas del Ministerio del Interior, y el medio digital recibió un crédito de 300.000 euros para su fundación medio año antes.  
Ahora, ponedle la cara que queráis al político.
Este caso, en cualquier país del mundo, debería monopolizar portadas, especiales y magazines dominicales, telediarios y documentales especiales en todas las cadenas de radio y televisión. Pero no.

Es un escándalo de primera magnitud. Es la constatación de que el Gobierno en el poder movía hilos (y Fiscalías) para dañar a sus rivales políticos. La prueba de que algo oscuro hace unirse a PP, PSOE y Ciudadanos para evitar comparecencias de Villarejo en las comisiones del Congreso. Que los poderes fácticos tienen sus voceros a sueldo.
Los periodistas siguen compartiendo tertulias y entrevistas con el periodista señalado. Periodista que está crecido, envalentonado, sabiéndose intocable. Los periodistas, ese gremio tan corporativista cuando les tocan, siguen arrastrándose en tertulias al lado del funesto personaje. Los periodistas siguen con sus líneas editoriales paniaguadas y silencian la noticia, arrastrando el prestigio de la profesión por un suculento puñado de euros.
Ahora, al político espiado, sólo le digo que pase página, que esto en España no importa. Ni importa, ni nadie le va a dar más cancha al asunto, ni siquiera los pocos que hasta ahora han hecho algo de periodismo. Los españoles seguirán pensando que a Pablo Iglesias le pagó Venezuela y que Irán financia a Podemos.
Las orejeras están ya puestas. Las bocas y las plumas de los periodistas amordazadas con cordeles de euros. El tiempo pasará y con la perspectiva del tiempo veremos la magnitud del escándalo y lo contaremos a nuestros hijos. En España, con este periodismo, el Watergate hubiera acabado publicado en la parte de dentro de la puerta de algún baño de Malasaña.