sábado, 9 de julio de 2016

Buscando la brújula.

Después de lo oido antes, durante y después de la reunión de la ejecutiva que ha batallado el PSOE este sábado, no es que el partido esté buscando su norte, o su sur, sino que aún no han encontrado la brújula.
Están buscándola en varios sitios. Lo intentan en los cajones de los calcetines del abuelo, en los caserones de los señores antiguos, en los bolsillos de los candidatos derrotados y en muchas partes a la vez, en casa de cada representante autonómico, aunque incomprensiblemente casi todos ansían que aparezca en la Giralda.
Ayer Madina decía que desde que Sánchez es Secretario General el PSOE pierde un voto por minuto. Desconozco si el cálculo es correcto, pero lo importante, y no lo dice la frase, es lo que ha perdido el partido es su sitio.
En las pasadas elecciones los españoles le dieron una bola extra. Los socialistas fieles, los del equipo de fútbol, ayudados por los voceros del miedo, le perdonaron a Sánchez que firmase un pacto donde no se derogaba la “Ley Mordaza”, ni la reforma laboral, ni el 135 de la Constitución. Donde Ciudadanos en su misión de evitar un “gobierno del cambio real” envolvió a “Sánchez and friends”, que encantados se dejaron, camino de la comodidad para no importunar al neoperonismo sureño.
Como en el pasado semestre, las declaraciones oficiales superan ampliamente la paradoja. De los creadores de “queremos un pacto que firme Ciudadanos y Podemos” nos llega a las salas “no a Rajoy y en la oposición”.
Los escuderos de Susana (los Page o Vara…) salen en los medios constantemente marcando el ritmo. El establishment está con ellos. Felipe González acompaña el son de la “Gran coalición” desde su dorado retiro de yates y consejos de administración. Echo de menos otras voces, otro socialismo igual de válido pero menos patrocinado, el de Pérez Tapias, el de Odón Elorza o Patxi López, o “el disidente” de Ximo Puig… esos no tienen orquestas afines que toquen sus melodías, es para públicos restringidos, para el rollo “indie”.
Quiero ver cómo se conjuga ese dejar gobernar a Rajoy sin apoyarle, sin querer mirar a la izquierda, como tantos queremos, porque Susana, Felipe y los poderes fácticos no se lo permiten, ni a Pedro, cuyas horas están contadas, ni al PSOE.
Ahora que Venezuela no es noticia, estos días se hacen muy largos en Ferraz, se le harán muy largos a Pedro Sánchez y su escasa valentía.  Mientras tanto pasan los minutos.